Todo empezó en Ponte de Frielas en 1992/93. Le siguió el Sporting, luego Casa Pia, Chaves, Marco, Leixões, FC Porto, Cluj, SC Braga, cuatro magníficas temporadas en Sevilla, otra vez el Sporting, Goztepe, Leixões, Farense y todo terminó en el HIFK de Finlandia. Por el camino, un título de liga, un campeonato rumano, un título de Liga 2, dos Copas de Portugal, una Copa de la Liga, tres Supercopas, cuatro Ligas europeas y una Nations League para la selección nacional, a la que representó en 16 ocasiones. Una carrera impresionante para Beto.

- Lo que le pregunto, a sus 42 años, es: ¿Mereció la pena?

- Buenas tardes, muchas gracias por la invitación y la oportunidad. Sí, valió la pena. Ha merecido mucho la pena. Todo empezó cuando tenía siete años, en la calle, y casi soñaba con lo imposible. En aquel momento, era realmente un sueño poder tomar el camino que acabé tomando. Absolutamente impensable. Valió la pena el viaje, más que los títulos que acabé ganando. Esa es la parte más bonita, la que se queda grabada en la mente, pero para mí, para mi yo interior, valoro mucho más el viaje.

- Cuando repasaba su carrera, me di cuenta de que había un club que le marcó mucho en lo profesional y en lo personal, el Leixões...

- Sí, tengo un cariño muy especial por el Leixões. En primer lugar, se lo debo a Vítor Oliveira, el entrenador que, en un momento muy negativo de mi vida, cuando estaba en el Marco, fue la persona que volvió a creer en mí. La que me devolvió la magia, la esperanza de que mi carrera no acabaría tan pronto. Y después, por el contacto de Vítor Oliveira, acabé creando una relación muy afectuosa con Leixões. Durante mi primera etapa allí, creamos una bonita simbiosis entre el cuerpo técnico, los jugadores, la afición y, sobre todo, la ciudad. En aquellos años fuimos completamente a remolque de la ciudad, la ciudad estaba con el equipo, la ciudad estaba con nosotros allá donde fuéramos. El jugador de Leixões era querido, reconocido y apoyado. Por eso, cuando te quieren, cuando te tratan bien, ya sea en el Leixões, en el Sporting, en el FC Porto, donde sea, inevitablemente tienes un vínculo emocional con ese club y también con la ciudad de Matosinhos.

- Repasando su carrera, ha ganado cuatro veces la Europa League. Si no es un récord mundial, está cerca.

- El punto culminante de mi carrera, se lo aseguro, no fue ganar ninguna de las Europa League. Obviamente, fue uno de los momentos culminantes, especialmente la de 2014, en la que acabé desempeñando un papel muy directo, fui muy decisivo en el desenlace del partido contra el Benfica en la tanda de penaltis, pero le diré que quizás el punto culminante de mi carrera fue cuando representé a la selección nacional sobre el terreno de juego en el Mundial de Brasil. Ese fue el cumplimiento total de mis requisitos para lo que es el punto más alto de mi carrera. Más que todos los títulos que he ganado, independientemente de las Europa Leagues, jugar con Portugal en el Mundial fue la cumbre de mi carrera.

- Es ese sueño hecho realidad, ¿no?

- Sin duda, más que cualquier club, mi selección nacional.

- Actualmente, además de embajador de la Liga Portuguesa, usted ocupa un cargo en la Fundación del Fútbol. Mucha gente que deja el terreno de juego sigue vinculada al fútbol, pero no son muchos los que se dedican a este ámbito. ¿Puede explicarnos concretamente en qué consiste también su labor en favor de los demás?

- Obviamente, cada uno tiene sus propias pasiones, habilidades y competencias, y a mí me han invitado no sólo a ser embajador de la Liga, sino también a representar a la Liga en diferentes eventos, en diferentes países también, así que acabo siendo un embajador del fútbol portugués más allá de las fronteras. La cuestión de la Fundación es muy específica. El Presidente Pedro Proença definió un perfil de personas que quería en el patronato de la Fundación, con determinadas aptitudes y competencias. Y desde muy joven desempeñé un papel muy activo a nivel social. Siempre me ha gustado ayudar a los demás. Siempre he empatizado con los demás y acabé siendo invitado a ser uno de los administradores de la Fundación. Muy por el perfil que tengo, por las características que tengo, porque pienso mucho en los demás, por la empatía que tengo y también por mi nobleza, creo. Te estoy tomando un poco el pelo, pero soy así por mi nobleza interior. Y como la Fundación del Fútbol tiene esta particularidad de ayudar a mucha gente, de tender la mano, el presidente Pedro Proença pensó que yo también debía formar parte de esta función.

- También es una de las misiones del fútbol ayudar a los demás. Por lo que he oído, la Fundación del Fútbol ha hecho cosas sencillamente fantásticas para ayudar a los más desfavorecidos, a los ancianos y a los niños con graves problemas de salud. Esto acaba siendo, digamos, intentar devolver a los demás lo que el fútbol te ha dado a ti.

- Sí, creo que el fútbol tiene esta obligación social. El fútbol acaba desempeñando un papel tan importante en la vida cotidiana de las personas, ya sean acomodadas o menos acomodadas. El fútbol acaba uniendo a todo tipo de personas. El fútbol tiene este poder y, al tener este poder, también conlleva una enorme responsabilidad, y nosotros utilizamos el poder del fútbol para acercar a la gente materiales que no tienen, que no pueden conseguir a través de los canales normales. Y, obviamente, sólo lamento que lo que hacemos en la Fundación no tenga más difusión, porque es una labor realmente encomiable, porque, independientemente de esto, en la Fundación también reconocemos el increíble trabajo que los clubes también han hecho a nivel social. Los clubes de Liga y Liga 2 han hecho un trabajo increíble de apoyo a sus sociedades, de apoyo a la gente de las ciudades y más allá. Y la Fundación también tiene el deber, y así lo ha hecho, de apoyar y reconocer lo que los clubes también hacen por la sociedad.

- Pasemos al terreno de juego. El campeonato está a punto de terminar. Lejos del terreno de juego, supongo que sigue muy pendiente del fenómeno. ¿Qué opina de esta edición?

- Me parece que el Sporting ha sido el equipo más regular, el que ha jugado mejor al fútbol. Le doy mucho mérito a la temporada del Sporting, porque tuvo muy pocas fluctuaciones y, cuando las tuvo, respondió con rapidez. Sabemos que en toda Europa y en todo el mundo, los equipos tienen lapsus, los jugadores pueden tener lapsus de forma o de confianza. Pero el hecho es que el equipo del Sporting está tan bien estructurado, tan cohesionado y, en mi opinión, tan unido que cualquier pequeño bamboleo que haya tenido a lo largo del campeonato, el Sporting siempre ha respondido rápidamente en el siguiente partido. Así que, para resumir la temporada, el Sporting ha sido el equipo más regular, el más equilibrado, el que ha jugado mejor al fútbol, y es un justo vencedor en comparación con el resto de la liga. Evidentemente, el FC Porto no estuvo a la altura de las expectativas, pero vale la pena señalar que el FC Porto tuvo momentos de ser campeón, pero luego tuvo muchas fluctuaciones y las fluctuaciones que tuvo, a diferencia del Sporting, acabaron perdiendo puntos durante semanas seguidas. Y eso fue lo que frenó al FC Porto en esta lucha, que duró hasta hace poco. Y el Benfica, por momentos, también jugó para ser campeón, pero también tuvo muchas fluctuaciones y al no tener esa regularidad, el Sporting acabó distanciándose poco a poco. El hecho es que no había mucha distancia, no había mucha distancia en cuanto a las fluctuaciones del Benfica. Pero el hecho es que el Sporting fue creando poco a poco esta ventaja, una ventaja que, en una u otra oscilación, le daba este margen de error. Por lo que respecta al resto del campeonato, me gustaría destacar también al Vitória SC, el crecimiento que experimentó con la llegada de Álvaro Pacheco. Se han acercado deportivamente al SC Braga. Están en la lucha. Es fantástico ver al Vitória SC de nuevo en la máxima categoría, luchando por competiciones europeas. Pero creo que está siendo una liga muy competitiva. El Arouca también ha ido creciendo y no está fluctuando tanto de una temporada a otra, lo que es fantástico para el fútbol portugués. Genial, obviamente, para el club. Así que creo que aquí podría haber una imagen de crecimiento en términos de calidad y competitividad en nuestra liga, pero obviamente esto siempre tendrá que ser inherente a la capacidad financiera de los clubes para retener a los jugadores y fichar a buenos jugadores.

- Usted ha dicho dos cosas curiosas: ha mencionado dos veces, al hablar del Benfica y Oporto, que a veces jugaban como campeones. No sé si está de acuerdo, pero quizás la principal diferencia es que, año tras año, Sérgio Conceição casi tuvo que construir un equipo nuevo. ¿Puede haber influido eso también en este distanciamiento del Oporto?

- Obviamente creo que sí, no sé si es visible para todos, pero creo que es común. Sérgio muchas veces acabó dirigiendo al Oporto como un puzzle, pero con piezas sueltas. Sérgio nunca fue capaz, también como consecuencia de la incapacidad del Oporto para fichar, de dar estabilidad a la plantilla. Jugadores que probablemente tendrían el mismo rendimiento, el mismo impacto en el equipo. No ha habido, de un año para otro, en los últimos cuatro o cinco años, una consistencia en la plantilla, una capacidad del Oporto para mantener la plantilla, una columna vertebral en el equipo, para dar a Sérgio esa tranquilidad, o para vender uno o dos jugadores pero seguir teniendo una base sólida. Sérgio siempre tuvo que estar reconstruyendo, más que construyendo plantillas, y durante mucho tiempo. Le doy mucho crédito a Sérgio Conceição, que consiguió hacer de las plantillas del Oporto equipos competitivos, muchas veces, quizás, no con la mayor calidad, o con la calidad que a él le hubiera gustado, pero con una competitividad que, en mi opinión, es casi inigualable. Y entonces vemos a este equipo del Oporto, en la Liga de Campeones de este año, vendiéndose ante el todopoderoso Arsenal. Entonces la gente se pregunta: ¿cómo es posible que el Oporto sea tan competitivo en la Liga de Campeones, en los derbis siempre se muestra competitivo, como ganador, pero luego aquí hay una oscilación y hay una pérdida de competitividad cuando tal vez el adversario no es tan exigente o le exige al Oporto otras cosas que no tiene?

- Para cerrar esta temporada deportiva en Portugal, tendremos otro gran partido, la final de la Copa de Portugal, que siempre es un gran escenario que todos los jugadores y todos los clubes quieren ganar. Las diferencias entre el Oporto y el Sporting, como usted ha dicho, no han sido demasiado grandes a lo largo de la temporada. El Sporting ganó la Liga por la tangente en Alvalade. En el Dragão, el Oporto fue ganando hasta muy cerca del final y después se dejó empatar. ¿Cree que nos espera una gran final?

- Tengo dos deseos para la final: que ambos entrenadores tengan a todos sus jugadores disponibles y que sea un gran partido de fútbol, una gran final. Y espero que se de un gran espectáculo, no sólo para nosotros, sino también pensando en el extranjero. Tenemos que vender nuestro fútbol de la mejor manera posible, de manera positiva, y competitiva. 

- Permítanme cruzar la frontera hacia el otro lado, porque este club significa mucho para ustedes. Estoy hablando del Sevilla y aquí vamos de nuevo, porque aquí en Flashscore también seguimos la liga española. Me gustaría que me hablaras de la temporada del Sevilla, que no ha empezado bien y está lejos de lo que nos tiene acostumbrados, al menos esta temporada. ¿Tiene alguna explicación?

- Sí, la explicación está en la estructura del Sevilla, que es la que toma las decisiones de fichar y vender. Ahora bien, desde mi punto de vista, es la tercera temporada consecutiva que el club se encuentra en esta situación, que simplemente no puede conseguir cuatro o cinco victorias seguidas y empezar bien la Liga para estar entre los primeros, como hacía hasta hace poco. Pero entonces esto es contradictorio. ¿Por qué? Porque hace cinco o seis años, el Sevilla empezó a fichar jugadores mucho más caros de una forma diferente. Estamos hablando de un techo presupuestario enorme, muy superior al de los clubes portugueses, por ejemplo. Y luego la afición habla maravillas de los fichajes, pero la realidad es que cuando mezclas todo esto o intentas relacionar todos estos nombres, las cosas no suceden. Y un hecho importante para el Sevilla es que ha tenido siete entrenadores en los últimos dos años. No hay estabilidad en absoluto. No sé si la directiva está buscando a ese entrenador que pueda coger esas piezas, colocarlas en el sitio adecuado y hacerlas funcionar, por decirlo de alguna manera. Luego eso también se traslada un poco a los jugadores. Creo que la llegada de Sergio Ramos también ha aportado algo de liderazgo al equipo. Es un líder por naturaleza, es sevillano, por lo que conoce la ciudad y a la afición, le ha dado más liderazgo al equipo y también un poco más de seguridad. Lo cierto es que en los últimos partidos el Sevilla ha mejorado sus prestaciones, pero en mi opinión, y hablando un poco del concepto financiero del club, con un presupuesto de 260 millones el resultado se queda corto para lo que ha invertido el Sevilla. En mi opinión, tener ahora sólo a Sergio Ramos, y a Navas, es corto para los que quieren seguir transmitiendo una identidad sevillista. El ADN sevillista tendrá que transmitirse de otra manera porque es un club muy especial, que normalmente fichaba a jugadores muy a imagen y semejanza del club, tenían que identificarse un poco con el pedigrí y los ideales del club, y ahora me parece que los fichajes son un poco más aleatorios, más esporádicos. El caso es que no ha habido mucho rigor desde que se fue Monchi, y se ha perdido un poco la reputación del Sevilla y la identidad que siempre ha caracterizado al club.

- Volvamos a Portugal y a la selección nacional. Se acerca la Eurocopa. Además del Mundial de Brasil, usted ha jugado en Sudáfrica y Rusia. En la Eurocopa, creo que sólo en 2012. Y jugasteis la Copa Confederaciones en 2017, además de ganar la Nations League. Portugal fue campeona de Europa y ganó la Nations League. Sin embargo, no lograsteis llegar a la final en la última Eurocopa y ahora hay grandes expectativas sobre vuestra actuación en Alemania 2024. ¿Podemos levantar el título?

- Claro que podemos, si no soñamos con levantar el trofeo con esta generación de jugadores... Levantamos títulos en 2016 con un gran equipo, en 2019 con un gran equipo, y muchos de estos jugadores que hoy forman parte de la selección también estaban en el bloque de 2019. Con estos jugadores en todas las posiciones, en los mejores clubes del mundo, tenemos que tener esa ambición y esa conciencia de que tenemos el equipo, los jugadores y el entrenador para llegar a Alemania y ser campeones de Europa. Obviamente, no vamos a jugar solos, está Alemania, está Francia, está Inglaterra, que son muy fuertes o igual de fuertes, pero creo que es legítimo que soñemos con volver a ser campeones de Europa, porque tenemos una plantilla absolutamente extraordinaria. Tenemos jugadores de talla mundial en todas las posiciones del campo. Así que tenemos que tener esa aspiración de querer ser campeones de Europa. Lo seamos o no, obviamente tenemos que jugar primero y enfrentarnos a los demás equipos. Pero, de entrada, creo que la selección portuguesa puede volver a ser campeona de Europa. Y es legítimo que la propia selección portuguesa sienta que puede volver a ser campeona de Europa.

- Con el liderazgo de Cristiano Ronaldo, que no va a ninguna parte de nuevo, sino que sigue marcando la diferencia, y de Pepe, que ya ha cumplido los cuarenta, eso no lo hace más fácil, ¿verdad?

- Sí, esto va un poco en la línea de lo que he dicho del Sevilla. Necesitas ese liderazgo, esa identidad. Un jugador de la selección portuguesa no es sólo un jugador de fútbol, es un deportista que representa una cultura, un país, un perfil de jugador, pero luego también hay que añadir todo ese talento que tenemos. Creo que la palabra que más existe en Portugal es talento, en los más diversos campos y profesiones. Tenemos mucho talento y estamos bien dirigidos. En mi opinión, es necesario tener un Cristiano Ronaldo, a un Pepe con bagaje, con experiencia en la toma de decisiones, en la gestión de algunos de los momentos más difíciles, y por eso el papel de Cristiano y Pepe también es tan importante en este momento. Combinado con toda la irreverencia y el talento que Portugal tiene en otras posiciones. Así que tenemos un equipo casi perfecto, por así decirlo, en todas las posiciones. Tenemos una mezcla de experiencia y juventud, con talento. Y hay algo más: tenemos jóvenes con mucha experiencia en partidos internacionales, así que tenemos un equipo ultracapaz de ir a Alemania, de imponer su fútbol y de su voluntad de ser campeones. Pero, obviamente, tendrán que demostrarlo sobre el terreno de juego.

- La última pregunta que me gustaría hacerle sobre la selección es sobre Diogo Costa. No hablo de él por casualidad, porque es portero, como lo fue usted. ¿Qué grandes cualidades ve en Diogo para convertirlo, si no lo es ya, en uno de los mejores porteros de Europa y del mundo?

- Diogo es actualmente uno de los mejores porteros de Europa. Se ha forjado esta imagen a base de un rendimiento constante. Es un portero con una personalidad y un carácter muy equilibrados. Es muy sólido mentalmente y además tiene cualidades técnicas, por así decirlo. Sé que siempre estamos en un periodo de mejora constante, siempre estamos aprendiendo. Yo aprendí a los 40 años. Cuando dejé de jugar al fútbol, seguía aprendiendo. El proceso siempre es continuo, pero Diogo está madurando muy rápido. Esto también es en gran medida el resultado de las exigencias del Oporto, de la competitividad que tiene y presenta a sus jugadores, ya sea en la liga o en la Liga de Campeones, y por eso todo esto es bagaje, todo esto es experiencia para Diogo. Junto con su talento y su mejora diaria, Diogo es ahora, en mi opinión, uno de los mejores porteros de Europa. En mi opinión, me gustaría ver a Diogo en uno de los tres, cuatro o cinco grandes clubes de Europa.

- Para terminar esta conversación, usted tiene en su currículum varios logros importantes a lo largo de su carrera. ¿Por qué terminar su carrera en Finlandia, donde los días son casi eternos, por así decirlo?

- Y las noches de invierno (risas). Quería hacerlo internamente para mí, pero cuando me di cuenta de que no podía dejar de jugar al fútbol, los mercados se cerraron y luego, cuando empieza a pasar mucho tiempo, a los 39 años, es difícil encajar proyectos ambiciosos. Entonces sonó mi teléfono y un amigo mío era entrenador de porteros en el HIFK de Helsinki. Hablaba conmigo a menudo y me preguntaba cómo estaba. Le dije que estaba bien, hasta que le dije que no, que quería jugar y entrenar todos los días. Me contó que estaba en Finlandia. Obviamente es completamente diferente, una liga periférica con muy poca visibilidad, pero si quería tener la rutina diaria de entrenar, competir en esta realidad, si quería iría allí. Y lo hice. Hablé con mi familia, todos estuvieron de acuerdo y me fui seis meses a Finlandia, a conocer la cultura nórdica, a hacerme una idea de lo que es el fútbol nórdico. Pero la verdad es que cuando llegaron los días eternos, cogí a mi familia y me fui porque me di cuenta de que había sabido lo que tenía que saber, pero lo de no dormir no me estaba sirviendo de nada. Porque sólo tenía las dos horas de, ni siquiera era un día, era entre días, era crepúsculo, y el resto era siempre, siempre de noche. Luego, en abril o mayo, empezó a ser siempre, siempre de día. Entonces hay dos o tres horas en las que ni siquiera es de noche. Es muy difícil dormir y me di cuenta de ello cuando tuve esa experiencia. Jugaba, jugaba bien, rendía bien, pero el hecho de no dormir me estaba afectando mucho mentalmente. Me di cuenta de que no podía seguir y fue entonces cuando terminé. Podía haber seguido jugando, pero como gran competidor que soy quería proyectos ambiciosos, competitivos, y no se me ocurría ninguno en el que dijera 'hasta aquí hemos llegado'. Algunos surgieron lejos. Tenía planes de ir a Angola, a Australia, pero dije que a los 40 años no creo que vaya a ir a Australia. Siempre he dicho a mis amigos que no quería ser el más rico del cementerio, así que opté por dedicar también tiempo, atención y calidad de vida a mi familia, dándoles mi presencia más a menudo.